Esta
actividad consiste en escribir un cuento a partir de una frase elegida, la mía
ha sido esta: “érase una vez un príncipe que se quería casar con una princesa”.
Y éste es mi cuento:
Érase
una vez un príncipe que se quería casar con una princesa de un reino vecino,
que era muy bella y muy buena. El príncipe, siempre que podía, iba a verla,
pero tenía tan poco tiempo que la princesa de enfadaba porque quería pasear con
él y él nunca tenía tiempo. El padre del príncipe quería que su hijo fuese un gran
espadachín y por eso le obligaba a entrenar muchas horas al día, ya que temía
que el dragón de la montaña bajase al reino y lo destruyera. El príncipe le
decía a su padre que quería tener más tiempo libre porque había conocido a una
princesa y quería casarse con ella pero el padre siempre le daba la misma
respuesta: “Hijo mío, yo te entiendo pero el reino esta inseguro cuando tú no
estás. Tienes que enfrentarte al dragón de la montaña cuando baje y así se
acabará el miedo en el reino”. El príncipe, cansado de recibir siempre la misma
respuesta, decidió subir a enfrentarse al dragón de la montaña. Cuando llegó a
la cueva del dragón gritó: “Aquí estoy para derrotarte” y salió una llama de
fuego desde la oscura cueva. Al poco tiempo salió el dragón y dijo: “¿Quién osa
despertarme?”. El príncipe contestó: “Soy el príncipe del reino y vengo a
enfrentarme a ti, ¡no puedes tener a mi reino atemorizado!”. El príncipe,
teniendo en cuenta todo lo que había aprendido con la espada, se la clavó en el
corazón del dragón y al instante se escuchó un ruido que llegó hasta el reino.
El padre del príncipe lo escuchó y subió a la montaña para ver lo que había
pasado. Cuando llegó vio que el dragón no estaba pero el príncipe estaba en el
suelo, estaba muy débil y lo llevó de inmediato al reino para que lo curasen,
pero el príncipe no despertaba. Al paso de unos días el príncipe se despertó y
decidió ir a ver a su querida princesa para explicarle todo lo que había pasado
y para pedirle matrimonio. La princesa, sorprendida por todo lo que había
pasado, se enfadó porque nadie le había avisado de que el príncipe estuvo
enfermo. Tras un largo paseo y una larga charla la princesa dijo: “Eres el
hombre de mi vida, mi príncipe ideal, ¡ por supuesto que quiero casarme
contigo!”. Unos días después, se celebró la gran boda y todos en el reino
vivieron felices y comieron perdices.
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